Han sido solo 11 pero han dado más juego que un arsenal. Los castores, lejos de seguir siendo el juguete del grupo, han teñido el campa de naranja con sus risas, juegos y actividades. Haciendo honor a su lema, nos han demostrado lo que es COMPARTIR: sentimientos, ilusiones, amistad, responsabilidades... y es que aunque sean los pequeños del grupo ya apuntan maneras para llegar a ser grandes scouts.
Y es que, en base, de eso se trata esto del escultismo: progresión personal. Muchos de ellos han dado el paso integrándose en la Colonia colgando así en su pañoleta la cola del castor. Otros han dado un paso más allá comprometiéndose con algo que realmente les cuesta para seguir mejorando. Y en esta ocasión nadie ha superado la etapa de profundización, que pocos consiguen, ya que debes de ser un ejemplo para el resto de tu rama indicando así que estás preparado para pasar a la siguiente.
Todos ellos han mejorado (en mayor o menor medida) y al Kraalete de Castores nos consta que después de un tiempo lo seguirán haciendo y que otros responsables nos dirán: "¡Vaya pedazo de chavales que nos habéis mandado!" lo que hará que con la misma ilusión de siempre sigamos orgullosos con este proyecto educativo.
Ha sido todo un placer disfrutar de Dokkan con todos vosotros pero este búho sabio quería dedicar unas palabras a sus pequeños grandes castores.
Kalú
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